V. L. N. sólo ha esperado durante 27 años su ejecución, para morir finalmente de muerte natural a los 94 años. ¿Qué plan tenemos hoy? Debió de preguntar cada día a su carcelero mientras iba perdiendo la vista, el oído y la razón.
El funcionario tenía orden de no hablar nunca con los condenados.
Una de mis lagartijas desmenuzada por la zarpa inclemente de un gato que no distingue, en la caza, lo real de lo ficticio.
5 comentarios:
¡Ahhhhh!
Pobre lagartija
:(
Muaks!
Ufffff. Demoledor. Qué espanto.
(Por otra parte, no he podido evitar reírme con ese gato que no hace distinciones entre ficción y realidad :-))
m3 reCuerDa aL pEz de b3í7a
Ostras, a La, La, La le ha pasado algo...
Eso le pasa a algunas personas...
(No tengo muy claro aún si el texto ilustra la imagen o viceversa.) Dramático.
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