domingo, 5 de febrero de 2023

Qué maravilla el libro de Marta D. Riezu, Agua y jabón, apuntes sobre elegancia involuntaria, que he leído deslumbrada. Qué magníficamente escribe sobre lo sutil, lo que suele quedar cubierto por lo llamativo, lo irrelevante (que termina por ser lo esencial); qué cantidad de referencias, visiones, apuntes, asociaciones, y cuánto estoy de acuerdo con ella en tantas cosas. Algunas de sus notas son pura poesía. Qué delicadeza. Además, me admira que una persona joven pueda tener algunos recuerdos (tienen que ser prestados) tan similares a los míos, esa raíz. Que se fije en cosas como la merienda, comer melón por la noche, la fascinación por los objetos, eso. Tiene tanta sustancia este libro que, como lo leí prestado de la biblioteca, voy a comprármelo porque es uno de esos que nunca se termina de leer, que puede leerse tres o cinco o diez veces y será igual de disfrutable. Que no quieres que termine. Libro infinito. Libro que devuelve al lector mucho más que el precio pagado (riqueza). Un gozo. Mira que tiene pinta de humilde y es, por dentro, todo lo contrario. Una de las cosas que dice: No me fío de casi ningún objeto que esté de moda. Inmediatamente pensé en los libros. No me fío de casi ningún libro que esté de moda en el terreno de lo narrativo. Voy de decepción en decepción y prefiero dar la vuelta y buscar novelas de otro tiempo. O leer otro tipo de lecturas, como esta. Poesía, siempre.