lunes, 27 de enero de 2014

Vistas desde la costa

Cegados por la blancura de las urbanizaciones de lujo, los grandes complejos hoteleros, los jardines que alojan piscinas azulísimas, no percibimos más allá, en las tiernas montañas que acotan el paraíso, las líneas perfectas de los olivos impasibles.



Hay que acostumbrarse a mirar hacia otro lado: no escuchar lo que dice el protagonista de la película sino ver cómo mueve las manos la mujer que espera junto a la puerta; no seguir la melodía elemental de la canción sino encontrar la armonía oculta de un instrumento que acompaña. No mantener una simple conversación sino adivinar qué va pensando de verdad el otro acerca de lo que está diciendo.


4 comentarios:

grande dijo...

graNd3

redwithpurple dijo...

El acompañamiento también es importante, claro que sí.

Qué bonito atardecer.
^^

Anaís dijo...

¡Brillante! Me emociona el estoicismo de los olivos. Tu texto es magnífico.

¿Te puedes creer que esta tarde estaba escribiendo mi nueva entrada de Intervalos que también va de un hotel?

Feliz inicio de semana. Saludos a todos.

clotho dijo...

Lo he leído y he pensado...

¡MÁGICO!