Nada de poesía: pura realidad.
Un restaurante en el sótano.
Un restaurante con pecera, los bogavantes pidiendo clemencia.
Un restaurante con cabezas de toro en las paredes. Esos ojos.
Un restaurante con muchas fotos del dueño y sus políticos favoritos.
Sillas castellanas, el mimbre roto. Graba en mis muslos un relieve de trenzas.
Las cáscaras de las gambas en el cenicero.
Tarta al whisky.
La cuenta a mano con números camuflados, el dos es un ocho, el seis un cinco.
El obsequio: un chupito de mora, pero mora de zarza, mora de zarza de la tierra.
Mira: agita la botella y danzan muertas por ahogamiento.
Todo junto.
Indigerible.
7 comentarios:
Uuupsss!! Tienes razón, indigerible.
Besos felinos.
Pero dí dónde, para que no vayamos.
Larga vida al VIPS.
Clau: dónde, dónde, aquí cerca.
Pantera: opresión total
Dime dónde es, que no voy...
¡Qué mal rollo!
jeje
Un beso, cuidado con las indigestiones...
¡Qué horror!
Añádase a esto: las moscas de septiembre.
Muy "auténtico"... Como para entrar, mirar, salir y no volver.
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