Sueño:
Nada más que el azar puso estos ojos ante todo lo que ya existía,
también casualidad. Y la mano alcanzó la mejor miel e hizo de cuenco para el agua.
Vendrá otro siglo en el que quizá lo más inverosímil sobreviva, resista toda infección y brote, tal vez, sin ojos y sin manos, sin estómago, sin cabello.
Murmurará igual el viento entre los labios de la nueva especie.
Yo misma, ahora mismo.