Tendría que haber guardado una de aquellas fotos en las que aparecían los viejos amigos tumbados a la sombra del sol que cada uno daba al otro. Unos guiñando los ojos para ver, otros mostrando su perfil para no ser vistos.
Tendría que haber guardado todas las cartas que entonces parecían sin sustancia. Con las fechas, que entonces parecían tan benignas.
Tendría que haber conservado los teléfonos, las direcciones postales de las casas de sus padres, al menos el distrito de las grandes ciudades o el nombre de las pequeñas, los barrios o los pueblos, las tabernas.
Tendría que haberme preocupado por seguir la vida laboral de algunos, sus fracasos, el modo en que se ganaron el pan para salir adelante sin liarse los tobillos con la maraña seca que brota por el suelo.
Sus costumbres. Su pared.
Para recordar, ahora que estoy clasificando en el orden que puedo; y que no temblaran tanto las ramas más lejanas
Tendría que haber sabido que cada vez que se pestañea todo desaparece.
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Amparo López Pascual, 2008
Y creo que nieva en Madrid.
Aquí llueve con furia.
(((¿Estáis viendo a Nadal? Pero si va a ganar, ya os lo digo; tiempo perdido en los partidos de tenis)))