miércoles, 5 de septiembre de 2018

LETRA (romanticismo caligráfico)

Parece que en Filandia se han propuesto, desde hace tiempo, eliminar la enseñanza de la escritura a través del método tradicional de caligrafía, para hacerlo mediante la letra de imprenta. Su objetivo tiene que ver con poder llegar a enseñar directamente a escribir en un teclado, pues este será el instrumento principal de escritura de aquí a nada.
Menos mal que hay voces que disienten de los supuestos beneficios de la funcionalidad de este sistema. Tienen razón. Tendemos a pensar que cada habilidad aprendida es algo aislado que no afecta más que a determinados núcleos cerebrales y motores, pero es muy probable que no sea así. 
Estoy convencida de que el hecho de escribir, escribir con una letra personal y que exige un aprendizaje prolongado, influye en otras habilidades cerebrales, tal y como dice el final de este artículo. 
No se trata solo de enseñar a dibujar letras ni de conseguir elaborar mensajes. Aprender a escribir termina por ser algo mucho más personal, único, una prolongación de uno mismo. 
Me encantaría que aquí fuéramos tan inteligentes como para seguir insistiendo en la caligrafía cuidadosa. Reconocer a alguien por su letra es algo tan agradable que me da vértigo pensar que todo el mundo debe escribir igual y no dejar pistas sobre quién es y las intenciones que tiene. 
Además no termino de entender por qué teniendo algo tan sencillo como un lápiz, nos arrastran a depender del ordenador o de cualquier otro dispositivo imponente. Con lo chulos que son los lapiceros. 
Finlandia será un país muy avanzado, pero terminará por estar lleno de gente irreconocible con garras en lugar de manos. Y sin postales. Peor para ellos. 


Primera nota "Para el recuerdo" publicada en Presença. Álvaro de Campos