Cuando abro un libro no suelo tardar mucho en darme cuenta de lo que me espera. Una de las mejores sensaciones literarias es comprobar que he acertado. Y otra es encontrar un tesoro y disfrutar de una buena lectura inesperadamente. Una casa con palabras dentro (Maria do Rosario Pedreira), fue uno de esos encuentros, una casualidad que celebro cada día.
Lo bueno de los libros de poemas es que no se acaban nunca. Se leen una y otra vez y el impacto de un buen poema es siempre el mismo, o más aún, como les ocurre a los niños con esas películas que ven un día tras otro y les resultan más emocionantes por ser conocidas.
Así que considero que es una de las mejores inversiones que pueden hacerse en estos tiempos quebradizos, en los que la abundancia de guiños a falsos territorios de felicidad es la ley que impera.
También recomiendo que se compre en librerías.
Lo estoy leyendo despacio y cada poema me parece una revelación.
Lo he comprado en Librería Mujeres.