Mientras zarpa la nave y observa el muelle
ningún hombre conoce la canción que cantará al final
ni lo que pasará cuando esté atrapado, inmóvil, entre los rugidos
del océano sin posibilidad o esperanza de retorno, allá al final.
Cuando no haya más tiempo para podar las rosas
o acariciar el gato, y el crepúsculo que enciende el césped
y la luna llena que lo refresca no existan,
ningún hombre sabrá cómo reemplazarlos.
Cuando el peso del pasado se apoye en la nada
y el firmamento sea apenas una luz en el recuerdo
y las historias de cirrus y cúmulus lleguen a su término
y las aves permanezcan suspendidas en su vuelo,
ningún hombre sabe lo que le espera, o la canción que cantará
cuando la nave donde viaja entre a lo oscuro, allá al final.
y el firmamento sea apenas una luz en el recuerdo
y las historias de cirrus y cúmulus lleguen a su término
y las aves permanezcan suspendidas en su vuelo,
ningún hombre sabe lo que le espera, o la canción que cantará
cuando la nave donde viaja entre a lo oscuro, allá al final.
4 comentarios:
Qué tristeza.
Triste. Hermoso. Real.
eSTe Sí ErA EnORRRRmE
Se me ha erizado la piel... Se me ha encogido la respiración... Poderosas y certeras palabras... Gracias por compartirlas, Amparo.
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